Somos equipo. Nos unimos a Malasmadres.



Recuerdo muy bien que cuando nacieron mis hijos a mí no me preocupaba nada la conciliación. Vivía inmersa en mi mundo, llegaron ellos y lo ocuparon todo. Podía cuidarlos, limpiarlos, llevarlos al colegio y dedicarles tiempo. Yo elegí hacerlo así. En aquel momento yo no tenía una carrera profesional que desarrollar y tampoco tuve que elegir entre criarlos o trabajar para mantenerlos. El trabajo que hacía no me ocupaba mucho tiempo. No sé si lo repetiría del mismo modo, pero que más da, la vida es un juego de un solo partido. Se pueden hacer jugadas nuevas, pero el histórico nunca cambia


Y no duró para siempre la posibilidad de ocuparme de todo. La pájara descastada también necesitó hacer malabares para combinar horarios. Durante unos años estuve sola en el banquillo y más adelante con un nuevo equipo directivo renovado, volvimos a ser cuatro. 

Hay tantos tipos de equipos que lo increíble es que estemos todos jugando a lo mismo. Pero lo hacemos. Nadie quiere perderse a sus hijos. Nadie quiere perder la posibilidad de alcanzar los objetivos por los que lucha. Nadie quiere perder la oportunidad de mantener o conseguir el trabajo que le permita mantener su ritmo de vida. O incluso, muchas veces, una vida digna.

Y aquí tengo que cambiar, muy a propósito, de género. 

Ninguna mujer quiere perderse a sus hijos. 

Ninguna mujer quiere perder la posibilidad de alcanzar los objetivos laborales por los que ha luchado, o empezar a hacerlo.

Ninguna mujer quiere perder la oportunidad de mantener o conseguir el trabajo que le permita mantener su ritmo de vida y el de sus hijos. O incluso, muchas veces, una vida digna.

Ninguna mujer quiere renunciar a ver crecer a sus hijos.





Hay muchos tipos de equipos, hay muchos pactos posibles, muchos modos de ceder y de pactar la forma  en que todos ganemos. Malasmadres ha hecho hoy un llamamiento, uno más, para concienciarnos de la necesidad de hacer equipo. Nos lanza una nueva encuesta para poder seguir recogiendo datos, y poder llegar al meollo de la cuestión: cómo conseguir la corresponsabilidad real.


Para participar solo tienes que pinchar AQUÍ

Y para terminar, os dejo este vídeo que por fin he visto hoy, y no ha podido ser más oportuno. Un grupo de jóvenes que bailan, a las órdenes de su coreógrafa, Yara Juncal, de la escuela de danza Boombox Danza Urbana. No es casual que me haya llegado, espero ansiosa siempre el resultado de las actuaciones de la polluela, como cualquier madre saco mi lado ñoño, sobre todo si como en este caso no puedo ir a verla en directo. Y causalmente, se trata de una coreografía como tributo a la mujer, así lo explicaba ella misma:

"Para bailar en tacones se necesita una preparación específica: aprender a reequilibrarte en ellos, entrenar las líneas y movimientos del cuerpo y en algunos casos luchar contra inseguridades y miedos y conseguir así disfrutar de la feminidad en sí misma.

Para este grupo la feminidad no sólo es sensualidad, es fuerza y seguridad, cualidades necesarias en la vida real y no sólo en la pista de baile. Esta coreografía es una celebración y un homenaje a todas las mujeres, porque todas hacemos equilibrios a diario mucho más difíciles que subirnos a unos tacones. Y sabemos bien que las chicas no tienen que demostrar que son tan buenas como los chicos.

...esta pieza nos invita también a revisar nuestros prejuicios reflexionando sobre la feminidad: sólo las mujeres podemos ser femeninas?"




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